Cuando pensamos los proyectos de Burkina Faso També, lo hacemos con toda la experiencia que nos da conocer intensamente Burkina, pero no dejamos de pensarlo desde la silla de casa, casi siempre desde Barcelona. Intentamos ponernos en la piel del beneficiario, pensar en los condicionantes del entorno y analizar qué va aportar dicho proyecto a los grupos de personas a los cuales nos dirigimos. Pero la realidad siempre supera el imaginario.
Concreto: un ordenador conectado a internet en España es una herramienta de trabajo. En Burkina es una ventana al mundo, una conexión con el exterior, una posibilidad de abrir la mente. Investigar, curiosear, descubrir, obtener pluralidad de información... Todo ello es la diferencia entre tener o no tener acceso a internet.
Hace 2 semanas inauguramos 2 aulas de informática con 72 ordenadores, en 2 escuelas de secundaria en áreas rurales de Burkina Faso (un proyecto subvencionado por Artte, y con el apoyo de Nestlé y Red Logística Humanitaria). Todos los estudiantes estaban convencidos de que los ordenadores les iba a cambiar la forma de estudiar, les permitiría conocer el mundo, e incluso obtener más conocimiento gracias a la red. Allí, a 25 km de Ouagadougou (capital del tercer país más pobre del mundo), los niños sueñan con ser abogados, médicos, intérpretes, ministros.... (sí, también ministros!), cuando hace pocos años, solo podían optar por trabajar en el campo. Al hablar con ellos me di cuenta de que este proyecto les había dado alas y les había reafirmado en sus ganas de estudiar, que tener acceso a cualquier información que necesiten en la red, les hacía más libres.
Y ese es el mejor resultado. Sin duda alguna.
Concreto: un ordenador conectado a internet en España es una herramienta de trabajo. En Burkina es una ventana al mundo, una conexión con el exterior, una posibilidad de abrir la mente. Investigar, curiosear, descubrir, obtener pluralidad de información... Todo ello es la diferencia entre tener o no tener acceso a internet.
Hace 2 semanas inauguramos 2 aulas de informática con 72 ordenadores, en 2 escuelas de secundaria en áreas rurales de Burkina Faso (un proyecto subvencionado por Artte, y con el apoyo de Nestlé y Red Logística Humanitaria). Todos los estudiantes estaban convencidos de que los ordenadores les iba a cambiar la forma de estudiar, les permitiría conocer el mundo, e incluso obtener más conocimiento gracias a la red. Allí, a 25 km de Ouagadougou (capital del tercer país más pobre del mundo), los niños sueñan con ser abogados, médicos, intérpretes, ministros.... (sí, también ministros!), cuando hace pocos años, solo podían optar por trabajar en el campo. Al hablar con ellos me di cuenta de que este proyecto les había dado alas y les había reafirmado en sus ganas de estudiar, que tener acceso a cualquier información que necesiten en la red, les hacía más libres.
Y ese es el mejor resultado. Sin duda alguna.
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