MONARQUÍA

Lo de conocer a un rey es habitual aquí. En cada región hay uno, y tienen mucho más valor del que a priori se pueda pensar. Aunque en la vida cotidiana los reyes no suelen inmiscuirse, lo cierto es que sus opiniones son escuchadas con respeto hasta el punto de que en las elecciones locales o generales pueden arrastrar votos hacía una u otra opción.
En la sociedad africana, los reyes también funcionan por dinastías (el cargo lo hereda el primer hijo varón, siempre y cuando no tenga minusvalías físicas o psíquicas), como en Europa, pero su tren de vida no tiene nada que ver con nuestras monarquías. Cuando el rey muere, el título lo regenta el hermano o la hermana durante unos meses, hasta que el hijo está preparado para asumir el rol.
Esta semana hemos conocido al rey de Bousse (Nabaa de Bousse), un hombre que debe rondar los 65 años, funcionario de profesión y agricultor de vocación, una afición que descubrió tras pasar tres años estudiando en Alemania. Tras conocer nuestros proyectos de agricultura en Bousse (plantación de henna y aulas de formación para mujeres), el Rey vino a conocernos e insistió en llevarnos a ver sus campos de cultivo cerca de Komsilga, en los que lleva trabajando más de 30 años.

El Naaba de Bousse, con Salma sobre sus rodillas, como si fuera su nieta.

Al llegar allí, descubrimos un vergel de plátanos, mandarinos, papayas, maíz... unos cultivos que ahora llevan sus hijos y que él supervisa. Su opinión: "el Rey debe dar ejemplo, creando futuro, trabajando, siendo una referencia para sus súbditos". Así que preferí no explicarle no lo de Botswana y el Elefante, más que nada para no decepcionarlo...



El rey, atendiendo a las explicaciones de mi hermano sobre cómo podar el mandarino.


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